Seamos materialistas pero justos: todo dependería de la cuantía del premio descontando lo que nos birle Mamá Hacienda.
Os imagino conocedores de los pormenores de la noticia que salió a la prensa hace cosa de una semana. Si no es así aquí os dejo un enlace completo a la misma tal como informó el canal Antena 3.
"Tras el primer tema empecé a aplaudir, pero me sentí totalmente raro. Ellos ni miraron, ¿era todo absurdo o estaban siendo irónicos?"
Ya sabéis, se trata de un concurso de la televisión sueca, Experiment Ensam, en la que se quiere comprobar como funciona en solitario y a nivel psicológico algo que normalmente hacemos en compañía de otros. En este caso, el concierto de Dylan. Otros programas se desarrollan en un karaoke o en una sesión de monologuistas.
Al parecer, Fredik, era amigo del director del concurso y tras muchos encuentros logró convencerlo de que era el mayor fanático del cascado pero vital genio de Duluth. Este es un vídeo, a falta de la versión íntegra, donde podéis ver más en detalle lo que ocurrió aquel día. Empezando por la visita a lugares emblemáticos de Bob Dylan en Nueva York mientras la ansiedad va creciendo y creciendo en lo profundo. Luego el concierto y casi me parece percibir lo que siente y lo que sufre este hombre. Comprobarlo vosotros mismos.
Hay algo tan poderoso en la música. Algo tan inaprensible, que convertirlo en palabras no deja de ser una mera intermediación fallida que no puede responde a lo que realmente sucede ahí dentro, en la propia mente. Pero tampoco a lo que sucede ahí fuera, cuando tenemos la capacidad de compartir nuestra experiencia con otras personas.
Por eso el debate entre música en vivo y música grabada es falso. Son dos realidades distintas que se unen por la propia capacidad de emocionarnos. Combinarlas de forma diferente, como hace este concurso, ofrece posibilidades inusitadas.
Me he acordado de una escena de un película de Luis Buñuel, El Fantasma de la Libertad (1974), donde con todo el sarcasmo del mundo se ríe de la convencionalidad de la vida burguesa haciendo exactamente lo contrario de lo que este concurso propone: hacer de lo privado algo público.
El efecto es tan surrealista como perturbador:
Os dejo con tres de las canciones en su versión original, que oímos fragmentadas en el concierto para un hombre solo de Bob Dylan.
Acaba de salir el gordo de Navidad. El 13437
Felices Fiestas